Me volvía transparente ante su mirada; no podía ocultar nada. Fijaba sus grandes ojos en los míos y sus labios decían "no me beses", pero su cuerpo decía lo contrario. Medio minuto de lucha interna mientras sus ojos me seguían despellejando vivo. Al final no pude obedecerla y a pesar de su susurrante negativa tuve que acercarme.
- Esto está mal - dijo cuando por fin nos separamos. Y poniéndose de puntillas me besó como nunca antes lo habían hecho.
Más tarde un abanico de sensaciones indescriptibles se desplegó ante nosotros. Jugando a estar en otro tiempo y en otras condiciones y abriendo cada rincón de la mente para compartirlo, a pesar de que no nos conocíamos. A veces es más fácil hablar con un desconocido de las cosas que sentimos o de las percepciones de la vida que con una persona familiar. Y casi sin darnos cuenta se creó un vínculo, una nexo, que esa noche hizo que todos los problemas y todas las dudas se despejaran y no importaran.
Pero la realidad siempre llega como un cubo de agua fría que te tiran mientras disfrutas de esa ducha tan calentita, y hay que despedirse, pues cada uno sigue un camino, y quién sabe si alguna vez volverán a curzarse. Pero siempre podremos mirar atrás un momento para recordar con una sonrisa aquellos momentos; sentir toda tu piel cubierta por la piel de otra persona, sentir su aliento en el tuyo o simplemente ese fuerte y prolongado abrazo que te permite acompasar las respiraciones y dejarte llevar por el subir y bajar de su pecho. No todo es amargo, si sabes endulzarlo un poco, claro.
Y otro susurro, pero desde la calle, nos dijo: "los dioses no envidian porque somos mortales, y cada instante nuestro podría ser el último, y todo es más hermoso porque hay un final. Nunca serás más hermosa de lo que eres ahora, nunca volveremos a estar aquí..."A lo mejor algún vecino veía alguna película demasiado alta...
- Esto está mal - dijo cuando por fin nos separamos. Y poniéndose de puntillas me besó como nunca antes lo habían hecho.
Más tarde un abanico de sensaciones indescriptibles se desplegó ante nosotros. Jugando a estar en otro tiempo y en otras condiciones y abriendo cada rincón de la mente para compartirlo, a pesar de que no nos conocíamos. A veces es más fácil hablar con un desconocido de las cosas que sentimos o de las percepciones de la vida que con una persona familiar. Y casi sin darnos cuenta se creó un vínculo, una nexo, que esa noche hizo que todos los problemas y todas las dudas se despejaran y no importaran.
Pero la realidad siempre llega como un cubo de agua fría que te tiran mientras disfrutas de esa ducha tan calentita, y hay que despedirse, pues cada uno sigue un camino, y quién sabe si alguna vez volverán a curzarse. Pero siempre podremos mirar atrás un momento para recordar con una sonrisa aquellos momentos; sentir toda tu piel cubierta por la piel de otra persona, sentir su aliento en el tuyo o simplemente ese fuerte y prolongado abrazo que te permite acompasar las respiraciones y dejarte llevar por el subir y bajar de su pecho. No todo es amargo, si sabes endulzarlo un poco, claro.
Y otro susurro, pero desde la calle, nos dijo: "los dioses no envidian porque somos mortales, y cada instante nuestro podría ser el último, y todo es más hermoso porque hay un final. Nunca serás más hermosa de lo que eres ahora, nunca volveremos a estar aquí..."A lo mejor algún vecino veía alguna película demasiado alta...
2 comentarios:
Un texto bonito sobre una situaciñon bonita.
Gracias por el comentario. A veces nos creemos incapaces de sentir asombro y de repente descubrimos algo nuevo. Porque no todo está inventado, y menos en nuestras vidas ;)
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