Un momento. Tenéis razón. Estamos vivos. ¿Alguien lo duda? Y creo que sufrir o pasarlo mal son dos cosas que nos recuerdan que, efectivamente, seguimos vivos. Cuando estamos contentos o somos felices yo creo que no nos damos cuenta. Porque no duele. Pero cuando duele... ¡Ay amigo! Cuando duele sabemos que estamos vivos (y muchas veces lo único que queremos, aunque sea por el momento, es estar muertos).
Y aquí viene la clave argumental de muchas, muchísimas películas; el triángulo amoroso. Acostumbrados a un estándar de pareja de dos (valga la redundancia) en el momento en el que un tercer miembro entra en discordia nos trastoca. Párate un momento a pensar en las relaciones que conoces o que has vivido. ¿Ya? Vale, ahora busca el triángulo. ¿Lo ves? Unas veces estamos en un vértice y soportamos todo el peso del triángulo, otras estamos en el vértice superior, flotando, siendo el menos estable, y otras no sabemos ni en qué vertice estamos o si acaso nos hemos salido ya del triángulo.
Es curioso. A partir de esa base escribe una o cien vidas y relaciónalas. Tendrás libros, películas, canciones, teatro y cuadros incluso. De la forma más simple salen las relaciones más complejas. De entrar a salir sólo hay un paso, un pequeño paso, un paso que sólo tú sabes valorar.
Ahora estoy dentro de uno y no sé por qué vértice quedo, pero, ¿quiero saberlo?
Sigo vivo.
Y aquí viene la clave argumental de muchas, muchísimas películas; el triángulo amoroso. Acostumbrados a un estándar de pareja de dos (valga la redundancia) en el momento en el que un tercer miembro entra en discordia nos trastoca. Párate un momento a pensar en las relaciones que conoces o que has vivido. ¿Ya? Vale, ahora busca el triángulo. ¿Lo ves? Unas veces estamos en un vértice y soportamos todo el peso del triángulo, otras estamos en el vértice superior, flotando, siendo el menos estable, y otras no sabemos ni en qué vertice estamos o si acaso nos hemos salido ya del triángulo.
Es curioso. A partir de esa base escribe una o cien vidas y relaciónalas. Tendrás libros, películas, canciones, teatro y cuadros incluso. De la forma más simple salen las relaciones más complejas. De entrar a salir sólo hay un paso, un pequeño paso, un paso que sólo tú sabes valorar.
Ahora estoy dentro de uno y no sé por qué vértice quedo, pero, ¿quiero saberlo?
Sigo vivo.
7 comentarios:
No sé en qué vértice estás... pero este post está tan lleno de energía que creo que no importa... está lleno de vida... da gusto leer algo tan intenso...
Vaya, es verdad, en realidad somos muchos los que estamos en un vértice, tengo que pararme a pensar en cuál estoy, aunque creo que ya lo sé, y decidir si seguir en él, pero cambiando de lado, o buscar no un triángulo, sino una línea con tan sólo dos puntos.
De todas formas, lo que dice PIli es verdad, es un post lleno de energía -¿geométrica?-
y la verdad... como figura geométrica prefiero la circunferencia... en la que todos los puntos de la misma son igual de importantes, no hay esquinas, no hay aristas... aunque sea un número infinito de puntos... representaría la vida en conjunto, toda la gente que pasa por nuestra vida, unos acaban más lejos, otros más cerca, pero todos forman parte de ella...
y no sabes cuál es el comienzo y cuál el final... completamente de acuerdo PIli
A mi me gustan más la espirales... pero en cualquier caso yo ahora mismo soy un punto... y trazo líneas discontinuas hacia otros puntos solitarios en el espacio.
Ya estuve en el vértice del triángulo. Un día me caí de bruces, no soporté más el peso. Los dos puntos, los otros dos caminos que se cruzaron, efectuaron un giro de 180 grados y se alejaron lo más posible de mi cómodo espacio bidimensional.
La línea recta de dos puntos está muy bien, pero de vez en cuando un poco de emoción con un triángulo...
No me diréis que no es como un aliciente más para seguir buscando eso que tanto cuesta encontrar...
Saludos y gracias por los comentarios chicas! ;)
Pues a mí me gusta el icosaedro y estar bien,básicamente, y en un triángulo se acaba pasando mal...
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