Desde un rincón bajo las estrellas

Realmente la habitación se vacía cuando te vas. Puede ser porque, aunque sea mi habitación, hay más cosas tuyas que mías, pero yo creo que es porque tu sola presencia ya es capaz de llenar una gran habitación. Falta tu maleta, tu ropa, tu secador, tu vaso de agua para el despertar. Pero también falta tu olor, tu aura, tu magia, tu presencia; faltas tú. Tu sonrisa, tus cinco minutos más, tu mirada y tu media vuelta. Sin darte cuenta lo llenas todo y cuando te vas lo dejas tan vacío que hasta da miedo. Miedo, pena y tristeza, porque sólo son unas olas que vienen delante del mar. Unas gotas que anuncian un chaparrón. Se acerca el invierno ¿o es la noche? No lo sé; se va el Sol y su calor con él...

Pero creo que, optimista, una vez superada esa primera fase, intentaré llenar ese vacío. No sólo con recuerdos, sino con vivencias, amigos, aprendizaje, libros, películas, fuerza y otras cosas que he aprendido de ti.

En realidad no es más que un ciclo nuevo que empieza. Puede que no tenga nada que ver con el anterior o puede que lo tenga todo, pero esta vez creo que intentaré mirar hacia adelante, siempre hacia adelante...