Ese abrazo, aunque tuviese la impresón de total apatía, de no sentir nada por nadie, de ser capaz de dejarlo todo sin que nada me importase... sí, pero durante ese abrazo sentí como si mi corazón realmente estuviese vivo y pudiese, con sus rojos brazos, salirse de mi pecho para abrazarla a ella también, más fuerte de lo que yo lo estaba haciendo, y sin que yo se lo pidiese.
Y sentí cómo se tranquilizaba cada momento que pasaba, al sentir mi sangre fluir por esos brazos rojos que la abrazaban antes de volver otra vez dentro de mi, y reconfortarme a mi también.
A veces, lo que creemos que sentimos no es lo que realmente sentimos. Qué agradable sorpresa, ¿no?
Cuando abrió los ojos le dijo "...welcome to the real world..."
domingo, octubre 01, 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario